Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

miércoles, 22 de agosto de 2012

DIE 22 AUGUSTI, IMMACULATI CORDIS B. MARIAE VIRG.

Dignáre me laudáre te, Virgo Sacráta. Da mihi virtútem contra hostes tuos.

ORATIO

Omnípotens Sempitérne Deus, qui in Corde Beátae Maríae Vírginis dignum Spíritu Sancti habitáculum praeparásti: concede propítius; ut, eiúsdem Immaculáti Cordis festivitátem devóta mente recoléntes, secúndum Cor tuum vívere valeámus. Per Dóminum nostrum. AMEN

 
Después de consagrar, en plena guerra mundial, todo el género humano al Inmaculado Corazón de María, para ponerlo bajo la protección de la Madre del Salvador, decretó el Papa Pío XII, en 1944, que toda la Iglesia celebrase anualmente una fiesta en honor del Inmaculado Corazón de María, el 22 de agosto, día de la octava, hasta hace poco, de la fiesta de la Asunción.

La devoción al Corazón Inmaculado de María es ya antigua, San Juan Eudes la propagó en el siglo XVII, uniéndola a la del Sagrado Corazón de Jesús. En el siglo XIX Pío VII, primero, y después Pío IX, concedieron a muchas iglesias particulares una fiesta del Purísimo Corazón de María, señalada primeramente para el domingo después de la Asunción, y luego para el sábado que sigue a la fiesta del Sagrado Corazón. Al fijar el 22 de agosto la fiesta del Inmaculado Corazón de María y extenderla a toda la Iglesia, la asignó Pío XII como fin de obtener, por intercesión de la Santísima Virgen, “la paz entre las naciones, la libertad de la Iglesia, la conversión de los pecadores, el amor a la pureza y la práctica de las virtudes”.

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