Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

sábado, 15 de septiembre de 2012

DIE 15 DE SEPTEMBRIS, SEPTEM DOLORUM B. MARIAE VIR.

María Virgo, per virtútem tot dolórum. Fac nos gaudére in regno caelórum
 
 La fiesta de los Siete Dolores de la Santísima Virgen María nació de la piedad cristiana, que gusta asociar a María a la Pasión de su Hijo. En el siglo XI eran ya sus Dolores objeto de la devoción privada. En el XIV apareció la emocionante secuencia “Stabat Mater”, que una tradición, discutida, atribuye a Jacopone de Todi. Celebrada con gran solemnidad por los servitas en el siglo XVII, la fiesta de los Dolores de la Santísima Virgen María, fue extendida por Pío VII a toda la Iglesia, en 1814, para recordar los sufrimientos que acababa de soportar ésta en la persona de su jefe, primeramente desterrado y cautivo, pero liberado después gracias a la protección de la Virgen. En 1912 la fijó San Pío X el 15 de septiembre, octava de la Natividad.

Al mismo tiempo que los sufrimientos de María, hace resaltar la liturgia su valiente amor, que la movió a tomar parte tan íntima en la obra de nuestra redención. Ella es verdaderamente la que, como Judit ante la desolación de su pueblo, nada se ha perdonado para salvarnos de la ruina. Al ofrecer su Hijo por nosotros, se ha convertido en nuestra madre y nosotros en hijos suyos.

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