Y esa lágrima parece decir; ¡oh Madre mía! Decid qué deseáis; todo lo mío es también vuestro ¿Esta concedido; Jesús ha sido ganado! ¡Ha sido tocado en su punto flaco! Ahora pide; lo obtendrás todo, absolutamente todo lo que sea conforme a la gloria de Dios y no perjudique a tu salvación. ¿No es consoladora y confortante esa certeza de ser oído y esa seguridad de poder decir; yo puedo alcanzarlo todo de mi Divino Salvador y Él no me puede negar nada? Pruébalo, y experimentarás que no es ficción piadosa sino dulce realidad. En las penas, en las tentaciones, ve a Jesús con esta simple expresión: "Jesús, aquí tenéis a vuestra Madre!

lunes, 25 de febrero de 2013

TU DULCE NOMBRE, MARÍA

¡Oh Señora mía, María Santísima! Lleno de confianza en Vos y en vuestra santa protección, me ocojo desde hoy para siempre en el seno de vuestra misericordia

Madre mía amantísima, en todos los instantes de mi vida, acordaros de mí, miserable pecador
         (Avemaría)
Acueducto de las divinas gracias, concededme abundancia de lágrimas para llorar mis pecados 
(Avemaría)
Reina de cielos y tierra, sed mi amparo y defensa contra las tentaciones de mis enemigos
(Avemaría)
Inmaculada Hija de Joaquín y Ana, alcanzadme de vuestro Divino Hijo las gracias que necesito para mi salvación             
     (Avemaría)
Abogada y refugio de los pecadores, asistidme en la hora de la muerte y abridme las puertas del cielo
(Avemaría)

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